Fuente: Editorial, del Periódico “El Nacional”, Tarija, 18 septiembre 2012

Brasil y Petrobras tienen suerte. Ex autoridades y políticos bolivianos ahora fungen como “analistas” especializados en temas energéticos y abogan para que Bolivia extienda el contrato de exportación de gas a Brasil más allá de 2019, año en el que el plazo se vence.

Uno de ellos es emblemático: fue ministro de Hidrocarburos del efímero gobierno de Carlos Mesa Gisbert, el que fuera vicepresidente de Sánchez de Lozada, acérrimo defensor de la “capitalización”, que permitió a Petrobras hacerse de los megacampos tarijeños como si los
hubiera descubierto, y ahora socio y director de una consultora que tiene contratos con transnacionales petroleras y entidades relacionadas o financiadas por éstas. Se llama Alvaro Ríos Roca.

En entrevista a un medio de comunicación cruceño, Ríos “recomienda” a Bolivia continuar la venta de gas a Brasil, para lo cual, dice, es también necesario aprobar una nueva ley de hidrocarburos, una “necesidad” identificada por las transnacionales y sus corifeos aglutinados en la Cámara Boliviana de Hidrocarburos. “La señal de ampliación de contrato entre ambos países y su posterior firma son sin duda un catalizador de importancia para detonar la exploración en Bolivia, y que puede tomar entre 4 y 7 años”, analiza la ex autoridad, pero no dice cómo es que funciona ese mágico mecanismo, cuyo fracaso fue estridente con la anterior ley de hidrocarburos (que él defendía) pese a existir el novísimo contrato GSA para exportar gas a Brasil.

Es pertinente recordar que Petrobras, Repsol y las demás transnacionales no descubrieron un solo campo nuevo en Bolivia con inversiones exploratorias. San Alberto y Sábalo fueron descubiertos en 1990 por YPFB, según lo testimonió el ex presidente Jaime Paz Zamora y lo evidenciaron las auditorías petroleras que el gobierno guarda en reserva.

¿Dónde estarán, entonces,  los analistas energéticos que aboguen por los intereses bolivianos? No aparecen. Ninguno de los que tienen cobertura entusiasta en la prensa tradicional se acuerda de los compromisos que Brasil hizo para firmar el contrato de compra de gas boliviano hace casi quince años. Las 24 termoeléctricas para Ríos y los demás expertos pasaron simplemente como chiste. La petroquímica conjunta en Santa Cruz siempre fue considerada inviable para estos analistas cuando se trata de instalar plantas en Bolivia, pero nada dicen de las plantas que Brasil construye en Trés Lagoas y Uberaba que funcionarán con gas boliviano desde 2013. ¿En Bolivia es inviable la Petroquímica pero no en Brasil? ¿Por qué?

Cuando recomiendan más exportación de gas a Brasil no mencionan que éste se llevó durante casi diez años los licuables (energía adicional gratuita), que potenció económicamente  a Petrobras con más de 3.000 millones de dólares, sin compensación económica alguna a favor de la empresa estatal boliviana del petróleo, YPFB, por lo que se ha acumulado una cuenta pendiente.

Bolivia, según los datos oficiales de YPFB, no tiene suficientes reservas de gas para pensar en seguir exportando más allá del 2019. Apenas alcanzarán para cumplir los contratos vigentes a Argentina (2027) y Brasil (2019), quedando un margen mínimo para el consumo
propio. Los expertos, sin embargo, empujan a Bolivia a comprometer más exportación con el increíble argumento de que esto “detonará la exploración” de hidrocarburos.

Los bolivianos que viven en El Alto, al expulsar a Carlos Mesa del Palacio de Gobierno por no haber cumplido la Agenda de Octubre de 2003, se desprendieron también de analistas en ejercicio del poder para el que no fueron elegidos.

¿Quiere Brasil más gas boliviano? En la mesa de negociaciones que ellos tendrán que solicitar, necesariamente tendrán que estar las 24 termoeléctricas, la sociedad de YPFB con Petrobras en las petroquímicas que Brasil construye en Tres Lagoas y Uberaba, el pago de los licuables y la sociedad entre ambas empresas en emprendimientos al interior del Brasil, entre otras cuentas.

Bolivia no puede extender contratos que la mantienen como exportadora de materia prima energética. Cualquier nuevo negocio hidrocarburífero debe hacerlo con otras cualidades, precisamente tomando conciencia del mensaje que intentan las mismas autoridades bolivianas dar, que es el salto a la petroquímica. El interés supremo es, en consecuencia, garantizar gas para las petroquímicas en Bulo Bulo y Gran Chaco.