Fuente: Editorial del Periódico “El Nacional”
Tarija, 17-12-2012

El presidente Evo Morales repite desde hace varias semanas una, al parecer convicción, que no deja de sonar hueca o, por lo menos, exagerada. Quizás sea una ilusión. Esta semana Evo la convirtió prácticamente en un eslogan promocional de viaje durante su visita a
Venezuela. El Mandatario asistió en ese país a la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En cada entrevista Morales volvía a su expresión machacona.
“El saqueo de los recursos naturales no es como antes”, dijo Evo a Telesur. “El resultado del Alba ha sido frenar el saqueo de nuestros recursos naturales”, señaló el presidente de Bolivia, a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN). “Antes las llamadas potencias saqueaban nuestros recursos naturales, con ese saqueo eran potencias. Ahora que no saquean nuestros recursos naturales, están en crisis. Es sencillo darse cuenta de lo que está pasado en Latinoamérica”, dijo durante un acto realizado en Caracas, según Venezolana de Televisión (VTV).

Que se recuerde el saqueo de Bolivia (y Latinoamérica) en décadas pasadas tenía básicamente tres características. La primera se caracterizaba por la omnipresencia de las transnacionales (del saqueo) en la explotación y exploración hidrocarburífera sumada a un bloqueo a la industrialización y el uso interno. La segunda consistía en la explotación malbarata de las minas o el agro succionando masivamente materia prima marginada de cualquier valor agregado. Y la tercera implicó los sucesivos mecanismos de especulación financiera que entonces se tradujeron en la nefasta trampa de la deuda externa.

Se podría añadir otro tipo de elementos. Por ejemplo el uso del tema narcotráfico para, por una parte, imponer presiones y condicionamientos políticos, y, por otra, alimentar la banca transnacional. Otro mecanismo coercitivo también habitual consistió en el chantaje orientado a hallar nuevos yacimientos hidrocarburíferos a cambio de mayores facilidades…para el saqueo. Así operaban las transnacionales y sus centros de poder político en los años 60, 70, 80…

Claro, a ese escenario se sumaban Gobiernos serviles y corruptos virtualmente convertidos en funcionarios de las transnacionales y las embajadas. Su sumisión era tal que, por ejemplo, en 1993 no dudaron en procesar al único magistrado que se opuso al saqueo. Redes de soborno
y coerción resultaron magníficamente eslabonadas.

El Presidente Evo Morales asegura que eso cambió, que cambió al extremo de poner a las potencias en crisis. ¿Le creemos?

Un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, publicado hace dos semanas da una de las pautas y concluye: “…El 80 por ciento del gas está en manos de transnacionales que ahora explotan y exportan más cantidad que antes”. Resulta evidente además que han dejado de haber nuevos descubrimientos de reservas de gas mientras los voceros de las petroleras reclaman facilidades para invertir. Y no hay industrialización.

También resulta evidente la presencia de grandes empresas mineras que tributan apenas y gozan de facilidades para llevarse minerales estratégicos o tierras raras. El zinc (y el indio), la plata, el plomo, el estaño y el oro se hallan en manos de Glencore, Newmont, Sumitomo, etc.  Baste recordar un informe que la Fundación Jubileo emitió en junio con la siguiente conclusión: en 2011 las mineras ganaron 3.700 millones de dólares, y dejaron al Estado sólo 168 millones.

Hay algunas diferencias con lo sucedido en décadas pasadas. Por ejemplo el Gobierno ha anunciado que aceptará la producción de alimentos transgénicos. Dado que esa producción la monopolizan dos grandes transnacionales mundiales esta vez sumamos una nueva variante
de saqueo: la agrícola.

No hay actualmente el flagelo de la deuda externa que se llevaba en intereses miles de millones mientras el capital se hacía impagable. Hoy nuestras autoridades ponen en manos de los grandes especuladores mundiales el grueso de nuestras engordadas reservas internacionales. Ellos se encargan de multiplicar sus ganancias al invertirlas mientras pagan ridículos intereses (2 por ciento o menos) a nuestras incautas autoridades.
¿Y quién es y ha sido esa “ultraconfiable” cuidadora del dinero del país y una de las joyas de la corona gubernamental? La banca transnacional, acusada desde siempre como eje del saqueo, incluida la mismísima Reserva Federal de EEUU.

Ah, además recientemente se pusieron de moda redes de corrupción y chantaje.

¿En serio que se acabó el saqueo? ¿O es una sana ilusión presidencial?